Un año ha pasado ya desde el inicio de una pandemia que no esperábamos. Por el camino han pasado muchas cosas, muchas víctimas y demasiadas teorías científicas, sanitarias, políticas y a pie de calle.
Este escrito no tiene ninguna pretensión científica, únicamente queremos aportar un pequeño grano de arena, en cuanto a la prevención, apelando a la reflexión y al uso de la lógica en un detalle evidente.
Estudios científicos realizados en Australia, han comprobado que existe una relación directa, en ambientes cerrados, entre el grado de humedad y la posibilidad de contagio del COVID19.
Resumido, este estudio ha detectado que, a menor humedad, mayor posibilidad de contagio.
La humedad relativa ideal en una vivienda se establece entre el 30% y el 50% y estudios anteriores al COVID nos indicaban que por debajo del 30% comienza el riesgo de la proliferación de bacterias, virus, etc. Y por encima del 60%, aumenta la presencia de ácaros, hongos y demás efectos negativos del exceso de humedad.
Podemos llegar a la conclusión de que en relación a la humedad, el COVID no altera nada en relación a las precauciones de salubridad que ya deberíamos tener tomadas antes de la pandemia, con la particularidad de que, según los estudios, si la humedad relativa baja del nivel mínimo recomendado (30%) aumentará el riesgo de contagio y, en caso de alcanzar valores por encima del 60% podemos facilitar situaciones en las que, en caso de convivir con un afectado por el COVID, su situación se complique debido a los efectos negativos de ácaros y hongos en el sistema respiratorio.
Es por esto que desde Cerohumedades aconsejamos mantener la vigilancia y controlar que los valores, en cuanto a humedad relativa se refiere, se mantengan en equilibrio, evitando así aumentar el riesgo de contagio por niveles bajos y la posibilidad de potenciar los síntomas negativos del virus, por niveles excesivamente altos de humedad.
La salud es lo primero, cuide de los suyos.